El uso de imán en el ganado bovino
por Cesar Ortiz

Hasta el 70% de los animales adultos de un establo presentan cuerpos extraños de naturaleza metálica en el rumen o el retículo. Estos compuestos, dependiendo de su forma, tamaño y densidad, pueden ocasionar diferentes grados de lesión en la pared del estomago, lo cual se denomina reticulitis traumática. De acuerdo a los estudios publicados, la prevalencia de esta enfermedad en un hato lechero puede variar entre 7 al 21% y la importancia radica es que el animal afectado disminuye notoriamente la producción de leche, pierde peso, se observa constantemente enfermo y en la mayoría de casos termina con la muerte o el destino del animal para camal.
Sin embargo, el uso del imán, que es “tragado” por el animal antes de su primer parto ha sido descrito como una práctica económica con resultados satisfactorios en prevención de esta enfermedad. Albright y colaboradores (1962) encontraron una disminución de la incidencia de este mal del 7.9% a < 1% en un programa de aplicación de imanes a lo largo de 3 años en un hato de 1900 vacas. Asimismo, Cramers y colaboradores (2011) encontraron que el 97% de los animales a los cuales se le había suministrado imán carecían de lesiones en el estomago a pesar de recuperarse los imanes con presencia de metales adheridos. Un estudio realizado con 3100 búfalas en Egipto, confirmo la eficiencia de esta práctica en esta especie, recomendándose la aplicación de un nuevo imán cada 4 años ya que se observó la saturación de la superficie del mismo y la aparición de casos después de los 4 años de aplicado.
Tomando en cuenta estos resultados, la aplicación de imanes en ganado bovino lechero es una práctica que previene efectivamente y por largo plazo los problemas que ocasionan la presencia de cuerpos extraños en el sistema digestivo del animal y por tanto debe ser adoptada por todos los criadores.

Alambres y metales capturados por imán en un animal sacrificado por problemas reproductivos.

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